esa otra que soy yoesa otra que soy yo

8/6/08

la sombra del genio [ficciones]

Ella era bonita y frágil, como una de esas flores que pasan casi inadvertidas entre la maleza. Le amaba y se desvivía por él; había aprendido a esperar en sus silencios, a callar en sus discursos y a llorar en sus ausencias. Él era escritor. Eso era todo. Vivía por y para sus historias, como un loco bohemio siempre preocupado por encontrar la novela perfecta, por construir una vida de papel que llenase el vacío que no conseguía llenar en la suya propia.
Al principio era distinto. Él le hablaba siempre con voz dulce, le contaba historias en un susurro mientras miraban las estrellas, ella era siempre el centro de sus cuentos de princesas; hacían planes juntos sobre lo que les depararía la vida si él llegaba convertirse en un escritor de éxito. Pero con el paso del tiempo, él comenzó a dedicarle cada vez más tiempo a escribir y ella a esperar. Y el silencio se instaló entre ambos.
Cuando les conocí, era imposible imaginar aquel comienzo, atisbar que una vez aquella historia fue de amor y de sueños compartidos. Ella continuaba caminando a su lado en silencio, mientras él parecía murmurar algo entre dientes, quizá alguna nueva trama para la que sería su novela de éxito. Cuando se acababa la hora de las visitas, ella le besaba dulcemente en la frente antes de irse con su tristeza, sus ojeras y su marchito vestido de princesa arrugado en el fondo de su alma, y él le recriminaba que le interrumpiese cuando estaba escribiendo.

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