esa otra que soy yoesa otra que soy yo

15/11/08

soledad [ficciones]

Intentaba hacer memoria pero no lo conseguía recordar. Cerraba los ojos con fuerza intentando visualizar el momento en que la encontró y decidió traerla a casa. Sin duda habían pasado muchos años desde entonces pero le desconcertaba y le dolía no ser capaz de retener aquel recuerdo.
Las lágrimas cayeron torpemente hasta el suelo, sin artificios, en silencio, y de sus manos apretadas comenzó a manar un hilillo de sangré producido por unas uñas demasiado largas clavadas en la carne. Sus lastimeros lamentos le arrancaron de aquel trance, sin que hubiese sido capaz de recordar el momento.
El instante de lucidez había pasado y ella, sin comprender por qué tenía esas pequeñas heridas en las manos, comenzó, como cada día, a dar de comer a todos sus gatos.

1 comentario:

alkerme dijo...

Muy chulo, pensé que se trataba de un perro, luego aparecieron las uñas y claro...

Besos