La noticia seleccionada y comentada para esta madrugada, a partir de las 01:00h en La Noche Despierta de Radio Euskadi.
Desafíos físicos: ¿qué sucede al saltar desde 36 km de altitud?
Felix Baumgartner, de 43 años, intentará este martes conseguir un nuevo récord mundial de salto en caída libre desde una altitud de 36.576 metros, mientras un sistema de medición recoge datos de gran valor para la comunidad científica internacional.
[Fuente: http://noticias.lainformacion.com/ciencia-y-tecnologia/ciencias-general/desafios-fisicos-que-sucede-al-saltar-desde-36-km-de-altitud_c3kdFQN3guF7IcDyNz5sR6]
Yo leo esto y sólo pienso en una cosa. Bueno, pienso en muchas, pero la primera que me viene a la mente es qué sentirá Baumgartner _a partir de ahora le llamaré Felix, porque esto no hay quien lo pronuncie_ cuando esté ya sentado en su capsula, dispuesto para comenzar la misión.
Al parecer es un deportista extremo, curtido ya en lides similares (fue el primero en cruzar el Canal de la Mancha en caída libre y saltar desde monumentos tan conocidos como el Cristo Redentor de Brasil), pero ¿se acostumbra uno a algo así?. Y sobre todo, el arrojo que se necesita para hacerlo ¿nace o se hace?. ¿Qué impulsa a algunas personas a jugarse la vida en pro de avanzar, de la ciencia, del afán de superación, mientras otras nos conformamos con comentarlo cómodamente desde el sofá?
Comentarlo… Y criticarlo! “Pues a mi me parece mal; la gente muriéndose de hambre y estos gastándose una salvajada de dinero en dar saltitos por la estratosfera… O por la Luna! Una injusticia, oiga, una injusticia!” ¿Quién no ha oído cantinelas similares?
Y es que no todo el mundo tiene la capacidad de ver que para dar el segundo paso es necesario el primero. Que sin gente experimentando en los más diversos campos de investigación, la sociedad no avanzaría. Que por cada hallazgo relevante hacen falta mil intentos desesperados. Mil personas como Felix dispuestos a arriesgar y fallar.
Nada nuevo bajo el sol. El “¡que inventen ellos!”, esa cosa tan nuestra de dejar la investigación en un segundo plano porque siempre hay cosas más loables a las que nos debemos dedicar mientras otros progresan por nosotros, sigue tan vigente que asusta y lo acuñó Unamuno allá por el año 1.906.
1.906... En el 2.012, y ya han pasado años, el Gobierno ha recortado el gasto en I+D civil en casi 2.000 millones de euros, un 25%. En los programas de investigación, en general, la inversión se ha reducido un 34% respecto de la propuesta presupuestaria de 2011, pasando de 1.845 a 1.218 millones de euros. [fuente: el País]
Es obvio que pasamos momentos difíciles, y que hay que saber priorizar un dinero finito para cubrir unas necesidades que tienden a infinito como nuestras propias opiniones, pero yo personalmente creo que gente como Felix es la que mueve el mundo. La que lo hace cambiar. La que nos hace saltar del sofá y creer que podemos ser mejores de lo que somos. Y si lo creemos, lo podemos lograr. Yo es que soy una soñadora; todavía sigue creyendo que el hombre pisó la Luna…
Al parecer es un deportista extremo, curtido ya en lides similares (fue el primero en cruzar el Canal de la Mancha en caída libre y saltar desde monumentos tan conocidos como el Cristo Redentor de Brasil), pero ¿se acostumbra uno a algo así?. Y sobre todo, el arrojo que se necesita para hacerlo ¿nace o se hace?. ¿Qué impulsa a algunas personas a jugarse la vida en pro de avanzar, de la ciencia, del afán de superación, mientras otras nos conformamos con comentarlo cómodamente desde el sofá?
Comentarlo… Y criticarlo! “Pues a mi me parece mal; la gente muriéndose de hambre y estos gastándose una salvajada de dinero en dar saltitos por la estratosfera… O por la Luna! Una injusticia, oiga, una injusticia!” ¿Quién no ha oído cantinelas similares?
Y es que no todo el mundo tiene la capacidad de ver que para dar el segundo paso es necesario el primero. Que sin gente experimentando en los más diversos campos de investigación, la sociedad no avanzaría. Que por cada hallazgo relevante hacen falta mil intentos desesperados. Mil personas como Felix dispuestos a arriesgar y fallar.
Nada nuevo bajo el sol. El “¡que inventen ellos!”, esa cosa tan nuestra de dejar la investigación en un segundo plano porque siempre hay cosas más loables a las que nos debemos dedicar mientras otros progresan por nosotros, sigue tan vigente que asusta y lo acuñó Unamuno allá por el año 1.906.
1.906... En el 2.012, y ya han pasado años, el Gobierno ha recortado el gasto en I+D civil en casi 2.000 millones de euros, un 25%. En los programas de investigación, en general, la inversión se ha reducido un 34% respecto de la propuesta presupuestaria de 2011, pasando de 1.845 a 1.218 millones de euros. [fuente: el País]
Es obvio que pasamos momentos difíciles, y que hay que saber priorizar un dinero finito para cubrir unas necesidades que tienden a infinito como nuestras propias opiniones, pero yo personalmente creo que gente como Felix es la que mueve el mundo. La que lo hace cambiar. La que nos hace saltar del sofá y creer que podemos ser mejores de lo que somos. Y si lo creemos, lo podemos lograr. Yo es que soy una soñadora; todavía sigue creyendo que el hombre pisó la Luna…
Vivir es atreverse.
— esaotra (@esaotra) octubre 9, 2012
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