La noticia seleccionada y comentada para esta madrugada, a partir de las 01:00h en La Noche Despierta de Radio Euskadi.
El matrimonio gay es constitucional
El Tribunal avala la Ley aprobada por el Gobierno de Zapatero y recurrida por el PP de Rajoy.
Ocho magistrados, uno de ellos conservador, respaldan la norma.
Más de 22.000 parejas se han casado desde su entrada en vigor.
[Fuente: http://politica.elpais.com/politica/2012/11/06/actualidad/1352222651_734714.html]
Un montón de personas esperaban hoy que el Tribunal Constitucional se pronunciase. Esperaban nerviosas, y muy posiblemente con miedo, porque con la decisión del TC, su unión con la persona a la que aman, se podría romper. Intento ponerme en su piel. Saber qué se debe sentir cuando otra persona, otro ser humano como tú, es el que decide que tu unión vale menos que la de los demás, que no tienes el mismo derecho que el resto a compartir tu vida con la persona a la que amas en igualdad de condiciones. Y me muero de pena.
Sólo con pensarlo me desbordan los sentimientos. La tristeza, la rabia, el desánimo, la impotencia, la rabia de nuevo, se pelean dentro de mí por salir, por gritar a los que impugnaron la ley que hoy ha avalado al Constitucional: ¿Cuál es vuestro problema?. ¿Qué os hace tan infelices para perseguir la felicidad de los demás?. ¿Qué pasa por vuestra cabeza para creeros en posesión de la Verdad y la Justicia?. ¿Cómo podéis pretender criminalizar el amor?.
“No es una cuestión de criminalizar. Sólo queremos que no se llame matrimonio.” Me sé todas las réplicas. Llevamos demasiado tiempo escuchándolas. La Constitución, que para bien o para mal rige nuestros derechos, otorga estos a la unión llamada “matrimonio”. Usar otro término para designar a los matrimonios homosexuales es una nada inocente argucia para arrancar de un plumazo esos derechos adquiridos a todos los que son ¿diferentes?. Diferentes usando las palabras de los mismos…
"Diferentes", en mi opinión, son los que prefieren separar que unir, los que no creen en el amor libre, los que han dejado sus mentes, sus corazones y sus principios en una especie de Edad Media donde las peras son peras y las manzanas son manzanas, y aunque se junten no forman una macedonia. Llevamos demasiado tiempo escuchando a esas personas diferentes. Ya era hora de escuchar una sentencia como la del Tribunal Constitucional, propia del siglo XXI, propia de seres humanos.
El contrapunto a esta buena noticia es que haya sido necesaria. Que haya tardado 7 años en llegar. Que para que llegase la ley, fuesen necesarios otros tantos años de lucha. Que tuviésemos que vivir una manifestación como la del Foro de las Familias en 2005 donde el clero pretendía hablar, en un país que se proclama laico, de Amor y de Justicia. Que tantas personas hayan tenido que esperar esta ratificación del TC con miedo. Que todavía haya quien no la comprenda. Que sigan quedando “diferentes”... Todavía queda, me temo, tiempo de lucha por la igualdad y por el derecho a elegir con quién compartir tu vida, pero desde hoy luchamos un poco más felices.
Sólo con pensarlo me desbordan los sentimientos. La tristeza, la rabia, el desánimo, la impotencia, la rabia de nuevo, se pelean dentro de mí por salir, por gritar a los que impugnaron la ley que hoy ha avalado al Constitucional: ¿Cuál es vuestro problema?. ¿Qué os hace tan infelices para perseguir la felicidad de los demás?. ¿Qué pasa por vuestra cabeza para creeros en posesión de la Verdad y la Justicia?. ¿Cómo podéis pretender criminalizar el amor?.
“No es una cuestión de criminalizar. Sólo queremos que no se llame matrimonio.” Me sé todas las réplicas. Llevamos demasiado tiempo escuchándolas. La Constitución, que para bien o para mal rige nuestros derechos, otorga estos a la unión llamada “matrimonio”. Usar otro término para designar a los matrimonios homosexuales es una nada inocente argucia para arrancar de un plumazo esos derechos adquiridos a todos los que son ¿diferentes?. Diferentes usando las palabras de los mismos…
"Diferentes", en mi opinión, son los que prefieren separar que unir, los que no creen en el amor libre, los que han dejado sus mentes, sus corazones y sus principios en una especie de Edad Media donde las peras son peras y las manzanas son manzanas, y aunque se junten no forman una macedonia. Llevamos demasiado tiempo escuchando a esas personas diferentes. Ya era hora de escuchar una sentencia como la del Tribunal Constitucional, propia del siglo XXI, propia de seres humanos.
El contrapunto a esta buena noticia es que haya sido necesaria. Que haya tardado 7 años en llegar. Que para que llegase la ley, fuesen necesarios otros tantos años de lucha. Que tuviésemos que vivir una manifestación como la del Foro de las Familias en 2005 donde el clero pretendía hablar, en un país que se proclama laico, de Amor y de Justicia. Que tantas personas hayan tenido que esperar esta ratificación del TC con miedo. Que todavía haya quien no la comprenda. Que sigan quedando “diferentes”... Todavía queda, me temo, tiempo de lucha por la igualdad y por el derecho a elegir con quién compartir tu vida, pero desde hoy luchamos un poco más felices.
Celebrar la sentencia del TC regalándole un kilo de peras y manzanas a Ana Botella para que se haga una macedonia. #AmarEsConstitucional
— esaotra (@esaotra) noviembre 6, 2012
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