esa otra que soy yoesa otra que soy yo

22/5/17

¿qué se siente al matar a un hombre? [ficciones]

¿Qué se siente al matar a un hombre? La pregunta le asalta de pronto. El gordo de enfrente apenas cabe en el estrecho asiento de la sala de espera y se mueve, incómodo, una y otra vez. Suda. No percibe su olor a la distancia a la que se encuentran pero le repugna. Su sudor y su gordo cuerpo encajado en el plástico que chirría cada vez que se mueve. Sería en el estómago. Imagina su carne flácida hundiéndose sin tener que hacer apenas fuerza. Si tuviera aquí un cuchillo, unas tijeras, cualquier objeto punzante, podría hacerlo. Siente cierta excitación. Ahora es él quien se revuelve en su asiento. La voz de la enfermera llamándole por su nombre le devuelve a la realidad, pero la pregunta sigue retumbando en su mente. ¿Qué se siente al matar a un hombre? Se estremece con sus propios pensamientos mientras entra a la consulta.


Lleva tanto tiempo sentado en aquel banco que se le empiezan a entumecer las piernas. Hace rato que se ha puesto el sol y poco a poco el parque se ha ido quedando vacío. Sólo el niño del columpio y él siguen allí. Por más que mira alrededor, no encuentra rastro de otra presencia adulta además de la suya. No son horas para que un niño esté solo en un parque. Sus padres serían tan culpables como él si decide hacerlo finalmente. Casi puede notar el calor de su cuello palpitante entre sus manos. Apuesta a que sería capaz de acabar con él antes de que gritase. Es un niño realmente pequeño para estar distraído y sólo en aquel columpio. El niño echa a correr en dirección contraria en el momento exacto en el que él se levanta del banco.


Se ha dormido en una postura incómoda, incluso ridícula. Iluminada sólo por la luz del televisor, su enjuta figura parece un guiñapo. Desprecio. Tras mucho tiempo mirándola, resuelve que ese es el sentimiento que le inspira. No queda nada en ese cuerpo de aquella mujer de la que se enamoró. Desprecio. La idea vuelve a su cabeza. Quizá sea ella la culpable de esa obsesión que lo tortura. Es lo más probable. Sigue mirándola dormir, ajena a la televisión y a sus pensamientos, mientras la idea se afianza en su cabeza. Se pone en pie, la mira largamente y se dirige al baño. Frente al espejo se hace una vez más la pregunta, ¿qué se siente al matar a un hombre?. Él no es un asesino. No soy un asesino. No lo es, pero necesita saber la respuesta. Se siente incapaz de seguir adelante sin resolverla. La sangre golpea con fuerza contra el espejo cuando aprieta el gatillo y la pregunta se disipa al fin.

1 comentario:

Marin dijo...

Excelente post.
He andado navegando por el site y debo confesar que adoro las Novelas de Ficción... y leer algunas me hace sentir muy comoda.

saludos!