En el fondo te haces muchas preguntas. Sientes vértigo. Y miedo. No a algo concreto. Es un miedo intangible, pero que se agarra a las entrañas y a veces hace que cueste incluso respirar. Sientes miedo al paso del tiempo, a no conseguir ser feliz, a perder lo que quieres, a ver sufrir a la gente que te importa, incluso a la que no. Sientes miedo a no poder cambiar lo que crees injusto. Sientes miedo de ti misma.
Sólo los necios son capaces de ser completamente felices sin sentir ese miedo, ese vértigo, ese saber que cada día más es también un día menos. Sólo los cobardes pasan por la vida sin dejarse devorar por esas ganas, esa necesidad de aprovechar al máximo cada momento, de intentar vivir todo con los cinco sentidos, de poner el alma en cada cosa que haces... Aunque tu alma cada vez esté más rota y tú más cansada.
Vivir con todo eso dentro y no saber cómo expresarlo acaba haciendo que no lo hagas, que lo escondas, que vivas constantemente disfrazada, en un eterno baile de máscaras. Nadie te ve desnuda por más que muestres tu piel sin escrúpulos. Nadie sabe que tras tus bailes y tu risa, algunas noches de invierno, te rompes por dentro en silencio.
Mi máscara se llama ironía. ¿Y la tuya? ¿Cuándo las dejamos caer?