17/10/23
donde duele [poemas]
23/2/23
Algea [fotografía]
«Algea» es un proyecto en curso, que acabo de empezar y en el que, en realidad, llevo muchos años inmersa, sin ser consciente de ello. La fotografía me acompaña en todo lo que hago, publique o no, le de forma de proyecto o no: igual que siempre escribo, siempre hago fotos. De todo lo que me rodea, pero sobre todo, de todo lo que me pasa. Y el dolor me pasa, me acompaña, me atraviesa, desde hace tantos años que casi me acostumbro a su presencia. Hasta que ha empezado a volverse incapacitante. Entonces, me ha tocado parar, mirarlo frente a frente, ponerle nombre.
Y al hacerlo, he sido consciente de todo lo que me da y todo lo que me roba el dolor crónico, lo que me condiciona en el día a día, lo que influye en mi ánimo, en mi personalidad, en mis relaciones. Lo que me aísla.
Y al intentar salir de mi isla y decirlo en voz alta, en lugar de encontrarme sola, me he encontrado con muchas soledades buscando casa. Muchas personas, mujeres en su mayoría, viviendo el mismo infierno de piel para dentro y sonrisa para afuera. Muchas mujeres a las que la única respuesta que nos ha dado la medicina tradicional es paciencia, analgesia y dosis sospechosas de ansiolíticos y sedantes. Artrosis, endometriosis, lupus, fibromialgia... Las dolencias cambian, el patrón se repite.
«Algea» es la forma en la que los griegos nombraban a las deidades femeninas del dolor. Una metáfora hermosa para hablar de una realidad que no lo es tanto. Así arranca este proyecto, hablando de mi dolor, con la intención de acabar dando voz al de todas.
20/1/23
El cambio está en nosotras
Cuando hablamos de poliamor o de relaciones no-monógamas, solemos pensar en relaciones de pareja. Pero ¿qué sucede cuando llevamos los planteamientos del poliamor a todas nuestras relaciones interpersonales? ¿Cuando construimos las relaciones, cualquier relación, en un marco de comunicación constante, desde las premisas del consenso, la consciencia y la ética?
Brigitte Vasallo lo deja claro en su libro «Pensamiento monógamo, terror poliamoroso»: «La posibilidad de la alternativa al sistema monógamo no va de ligues y noviazgos, sino de colectivización de los afectos, de los cuidados, de los deseos y de los dolores».
El cambio que necesitamos para amar y relacionarnos en libertad va más allá de adaptar nuestra pareja o sumar nuevas parejas a la dinámica social. Requiere de valentía para crear un nuevo paradigma fuera de los canones establecidos; desmontar la pirámide de los afectos; dinamitar el sistema en el que tenemos que dejar claro a nosotras mismas y a los demás constantemente, quién está en la cúspide de la pirámide y por qué.
Tenemos que mirar dentro de nosotras mismas y escucharnos, sentirnos: Si conseguimos desprendernos de la presión social, la inercia y la culpa, sabremos qué nos hace bien, qué nos repara, y qué nos aleja de nuestra esencia.
Fluir, dejarse llevar por la intuición, la emoción y la piel, es un primer paso necesario para bajar el volumen del gran altavoz del sistema, que nos quiere sumisas y ordenadas, dispuestas a consumir los afectos que nos toca sin pensar. En el encuentro con la otra sin ataduras y en equilibrio es donde crecemos, donde las relaciones avanzan y nos hacen avanzar, donde todo cobra sentido.
Una se aproxima al poliamor a veces pensando en pequeño, simplemente en algo que no encaja en sus relaciones de pareja… El reto, el verdadero reto, es repensarlo todo, construir todo desde el amor. Puede haber relaciones intensas y únicas, para toda la vida, con vínculos no sexuales, puede haber vínculos sexuales como un acompañamiento más de los afectos, puede haber crianza en tribu… El amor no se agota, y las posibilidades son tan libres como nos permitamos nosotras serlo.
Vuelvo, para terminar, a la gran Vasallo: «Vamos a soñarnos con intensidad. Vamos a incomodarnos. Vamos a ver hasta qué punto somos capaces de pensarnos radicalmente». El cambio está en nosotras.