26/11/08
egoísta [poemas]
En los que sería capaz de matarte.
Pero tú siempre así,
la eterna risa en los labios.
Como si en la vida no existiese nada malo.
Y yo negra, como un grajo.
Como un buitre que busca en la carroña.
Y tú, estúpido, siempre a mi lado.
Necesito reír pero no puedo.
Quizá sea mejor que huyas:
Yo soy tan egoísta que no puedo vivir sin ti.
22/11/08
mendigo [ficciones]
21/11/08
la memoria rota [poemas]
La eterna juventud de la vejez
y el amor contado en años.
Él la besaba, bello y largo;
y alababa su pelo de oro,
sus enormes ojos,
sus tibias manos.
Y ella sonreía, por lo bajo.
La amaba y reían juntos, enamorados.
El tiempo, siempre el tiempo, envenenado,
se enamoró de ella y, celoso,
lo apartó de su lado.
Pero ella no amaba al tiempo,
aunque éste se durmió en su regazo:
se apoderó de ella, de su mente, de sus manos.
El tiempo envenenado la envenenó,
enajenó sus cabellos blancos.
Y ella, enfadada, se entregó.
Cambió el presente y el porvenir
por sus recuerdos pasados:
y en ellos se durmió, entre sus brazos.
Nadie podrá ya conversar con ella
porque ella vive con él, en el pasado.
El tiempo, asesino, nos los robó:
primero a él de un golpe,
y después a ella, paso a paso.
Pero no conseguirá el tiempo su amor;
porque él la espera,
quizá en alguna estrella,
y ella vive, mientras poco a poco su luz se apaga,
feliz, creyendo estar todavía entre sus brazos.
16/11/08
recuerdos [mis cosas / viajes]
15/11/08
soledad [ficciones]
9/11/08
en este tiempo [mis cosas]
En este tiempo que para mi ha sido una abrir y cerrar de ojos _la vida sigue siempre hacia delante con su ritmo de vértigo y su empeño en no esperar a por nadie_ han pasado muchas cosas. Cosas buenas, malas, regulares y mejores. Y todas se han hecho un barullo en mi cabeza. Y todas nos han puesto a mi y a esa otra en el campo de batalla. Entre la razón y el corazón. Entre lo que sé y lo que siento. Entre lo que debo y lo que puedo. Entre la realidad y lo que espera al otro lado del espejo...
Alegrías y penas en familia, llantos y sonrisas entre amigos, tensiones y ascensos laborales, dulces y amargos recuerdos... Una bomba de relojería en mi interior. La necesidad de tener todo bajo control y la culpa por no saber controlarlo...
Y la vida, que sigue pasando; y yo, que me empeño en llorar un momento y al momento siguiente en intentar retener sólo los buenos momentos. Qué derecho tengo a pensar en los malos, cuando sé que en realidad no lo fueron... cuando sé que, en comparación con los momentos de tantos otros, en absoluto lo fueron...
Así que, como decía el artista, disculpen la tristeza. Empecemos de nuevo. Y aquí dejo, lo que de verdad importa, lo que quiero recordar... Los buenos, muy buenos, momentos que he vivido en este tiempo:
Fin de semana en Madrid
Tras el viaje a Perú, la ONG organizadora _SODePAZ_, preparó un encuentro en un albergue para hacer entre todos la evaluación del mismo. Una excusa perfecta para reencontrase con el resto de viajeros:
Ese fin de semana, además, teníamos entradas para el concierto de Queen, así que el sábado Asier y yo nos 'escapamos' del encuentro a desatar los fans que llevamos dentro :) Tres horas de cola nos aseguraron una buena posición junto al escenario:
Fin de semana en Barcelona
Sin saber muy bien a qué nos estabamos apuntando, cuando los amigos nos dijeron que estaban organizando un viaje a Barcelona, no lo pensamos. Y así, acabamos en el Salón del Manga:
Una vez en Barcelona, decidimos aprovechar el viaje para hacer también algo de turismo por la que es una de mis ciudades favoritas:
El resto de los días
A diario he intentado que no venza la batalla esa otra gris que se me ha metido dentro. La que siente la tristeza por todo lo malo del mundo, la que sufre la culpa por no hacer nada por arreglarlo, la que se abandona a la apatía al sentir que no se puede, la que se doblega al cansancio por un trabajo en el que siente que sólo vende humo, la que se deja llevar por la pereza y las ganas de esperar a que la vida pase debajo de una manta...
Le he ganado la batalla diciendo nunca que no a un plan. Aunque no tenga ganas, aunque llueva, aunque esté cansada, aunque tenga que madrugar al día siguiente, aunque a veces me cueste ver que hay algo ahí, al otro lado del espejo...
8/11/08
platos chinos [mis cosas]
Todo el mundo está atento, expectante. Redoblan los tambores y por la pista del fondo, apareces tú, escondiendo tus miedos y tus nervios tras una gran sonrisa y una buena capa de maquillaje. Comienzan la música y los aplausos. Y te concentras en que tu número salga bien, en que nadie note el temblor de tus manos, en que ninguno sepa que nadie te ha enseñado a girar esos platos.
Y comienzas a hacerlo, uno tras otro. Los colocas sobre los largos palillos, y comienzas a hacerlo, uno tras otro... Y todos acaban girando. La tensión contractura tus vértebras, una gota de sudor resbala por tu frente, amenazando con echar a perder tu maquillaje. Pero los platos siguen girando...
Acabado el número, la música cesa y dejan de oírse los aplausos. Pero en tu cabeza no dejan de girar los platos. Mientras te desmaquillas. Mientras vuelves a casa. Mientras cenas. Mientras te metes en la cama... Sigues girando los platos, en tu cabeza. Como un ritual, como una prueba constante, como la certeza de que no sabes hacer nada más que girar esos platos, como el miedo a que alguno caiga... a que caigan todos...
Y así sigues, cada día, haciendo girar los platos o pensando en cómo hacerlo mejor, cómo conseguir que giren más rápido para asegurar los aplausos, intentando descifrar la fórmula para que nunca cesen de girar y para perder el miedo constante a salir al escenario...