Un año más llega mi cumpleaños. Y un año más me debato entre las ganas de pasarlo bien y celebrar con mi gente un año más de vida, y las ganas de no celebrar en absoluto el paso del tiempo y su cruel forma de gritarme que estoy un año más cerca del fin... Finalmente, como cada año, esa otra que siempre tiene una sonrisa para afrontar la vida gana el pulso a esa otra oscura y melancólica que también habita en mi interior, y acabo convocando a todo el que quiera pasar un rato divertido a comer, beber y bailar _la forma más elemental de celebrar las cosas, lo sé, pero también la más divertida_.
Asi, ayer dieron comienzo oficialmente los festejos por mi vigesimoséptimo cumpleaños con una fiesta con los amigos. Festejos que se prolongarán todavía una semana más con unas pastas en la oficina, una comida y unos potes después del trabajo por el Casco Viejo el día en cuestión (jueves), y un fin de semana en una casa rural con mi familia. ¿Qué más puedo pedirle a la vida? :D
El grupete que nos juntamos ayer sábado por la noche (con algunos duplicados :D):
Y los regalitos con los que mis amigos, que son unos soletes _gracias_, me ruborizaron (más dos auto-regalos que me había hecho a mi misma esa misma mañana, sin pensar todavía todo lo que me esperaba...):