La primera vez, crees que será la definitiva,
construyes una coraza y asumes
que no dejarás que nadie vuelva a llegar
hasta ese corazón roto.
Además, quién querría besar una cicatriz.
Lloras durante más días de los necesarios,
te guardas luto.
Crees, de verdad, que es definitivo
ese fin del amor.
La última, tan solo guardas silencio y esperas.
No hay lágrimas eternas, ni coraza.
Sonríes cuanto puedes,
abriendo mucho la boca,
para que se vea bien la herida.
Ahora lo sabes.
Quién querría que la besaran ignorando su cicatriz.
25/3/21
23/3/21
autoconfinamiento [fotografía]
Bizcochos, hogazas de pan, mandalas, novelas, zumba, aprender a tocar el ukelele... La gente hizo de todo durante el confinamiento. De todo. Yo pasaba los días teletrabajando (mucho), jugando con mis hijos (mucho) y agotada (mucho). La literatura y la fotografía, que normalmente son mis válvulas de escape, se pusieron en pausa, con todo lo demás. El silencio se me instaló dentro. Pero un día, salió el sol y cogí la cámara de fotos. Este es el resultado: El confinamiento dentro del confinamiento. He empezado, poco a poco, a salir de nuevo a la vida, pero el silencio continúa aún dentro de mí. A día de hoy, creo que ya nunca saldrá.
De forma virtual, porque no puede ser de otra manera, mi fotografía «Autoconfinamiento» forma parte de la XLVIII Semana de Humanidades de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao. Puedes ver la exposición virtual aquí. En silencio.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)