La primera vez, crees que será la definitiva,
construyes una coraza y asumes
que no dejarás que nadie vuelva a llegar
hasta ese corazón roto.
Además, quién querría besar una cicatriz.
Lloras durante más días de los necesarios,
te guardas luto.
Crees, de verdad, que es definitivo
ese fin del amor.
La última, tan solo guardas silencio y esperas.
No hay lágrimas eternas, ni coraza.
Sonríes cuanto puedes,
abriendo mucho la boca,
para que se vea bien la herida.
Ahora lo sabes.
Quién querría que la besaran ignorando su cicatriz.
25/3/21
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