Otro año que se agota. Toca hacer balance. Y no puedo. Me pesan demasiado los recuerdos. Todo lo que somos es lo que hemos vivido. Cada decisión que hemos tomado. Cada camino que hemos seguido. Es difícil mirar a tu pasado frente a frente y no juzgar, no caer en la tentación de querer cambiarlo en algunos casos o de desear volver a él en otros, aún sabiendo que sólo es una versión idealizada de tu mente.
Hay que coger fuerzas en esos casos para huir de ese 'cualquier tiempo pasado fue mejor', para no abandonarse a la melancolía de pensar en los que ya no están o los que están lejos, y seguir mirando al futuro por los que todavía luchan a tu lado en la trinchera. Y hay que ser fuerte en los otros, para no torturarse por las decisiones incorrectas, por las palabras no dichas, por los olvidos, por las peleas...
Puedo recordar Perú y los niños que dejé atrás con su vida y su tragedia... Puedo recordar Bolivia... Puedo recordar el viaje que no hice a Marruecos y que se convirtió en otro a India y Nepal... Puedo recordarla a ella, que decidió tener otra vida... O a él, que no pudo tenerla... Puedo recordar cada paso que he dado en la dirección correcta... Y cada paso que me ha alejado del camino...
Me pesan demasiado los recuerdos. No haré balance. O tal vez ya lo haya hecho. Soy y estoy, por cada instante que he vivido. Y seguiré viviendo con todas mis fuerzas, aunque cada año me pese un poco más el tiempo, aunque tenga que andar y desandar el camino...