esa otra que soy yoesa otra que soy yo

28/1/13

la fiesta [poemas]

Que no importan los años,
te dices,
que son sólo números acumulados,
hojas arrancadas al calendario.

Y no importan los años;
lo que duele es el cansancio
que devuelve tu mirada
y que intentan silenciar con una sonrisa tus labios.

Lo que duele es el miedo no a lo que vendrá,
sino a lo que pudimos hacer y no hicimos,
a los saltos al vacío que sólo fueron ojalás.

Lo que duele es el vértigo de los días,
agarrado a las entrañas,
trepando por tus dudas como una lagartija.

Como un anfitrión que tras la fiesta,
se queda solo haciendo chocar copas vacías,
te preguntas si eso es todo,
mientras apagas las velas,
y tiras los restos de comida.
Y no tienes la respuesta,
pero decides organizar otra fiesta.

Quizá sólo sea eso la vida,
una fiesta que acaba siempre antes de lo que debería.

23/1/13

la españa de serie B [mi actualidad]

La noticia seleccionada y comentada para esta madrugada, a partir de las 01:00h en La Noche Despierta de Radio Euskadi.

El Gobierno cambiará la ley para que condenados puedan dirigir entidades

El BdE juzgará si alguien, pese a estar en esta situación, cumple los requisitos de honorabilidad

[Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2013/01/21/actualidad/1358808048_009102.html]

Tan de locos como construir un aeropuerto del que no va a despegar ningún avión, pero en el que sí van a hacer sus entrenamientos pílotos de fórmula 3. ¿De locos? O de muy cuerdos. O de listos. Que un aeropuerto es un servicio público y financiamos entre todos su construcción y oye, lo de las carreras está muy bien, pero nadie querríamos pagarlo de nuestros impuestos, y menos en estos días de penuria... Aunque ya lo hayan hecho los vecinos de Castellón, por lo visto.

Tan de locos como un aeropuerto-circuito de carreras son las noticias en estos días. La prensa va tan a juego con el descalabro en el que vivimos, que una ya no sabe si le están relatando lo que sucede en el país o el guión de una película de serie B, de esas de intrigas, corrupciones y sobres de dinero entregados por hombres en gabardina. Bueno, lo mismo no llevan gabardina. Una que es muy peliculera, y ya que la van a robar _porque con esos sobres nos roban a todos y estamos, mientras tanto, comiendo palomitas_ al menos que el espectáculo merezca la pena. En mi imaginación, Bárcenas lleva gabardina con las solapas levantadas. Y camina siempre por callejones a media luz.

Y así, en este universo cinematográfico que nos hemos inventado y que nos reponen a diario a modo de película de sobremesa, los malos, los corruptos, se siguen saliendo con la suya. Y ahora, en un nuevo giro del guión, van y dicen que los que manejan el dinero _que como siempre es el fin último de la trama_ podrán cubrirse entre ellos _sí, más aún_ amparados por la Ley.

En este nuevo episodio de 'La España de serie B' el guión dicta que será el Banco de España el que decida si sus hombre grises _así se llaman los banqueros en mi película_ pueden seguir en sus cargos, aunque estén imputados por algún delito... Y tú y yo, ciudadano, comiendo palomitas, mientras se saltan a la torera otra separación más de poderes. Aunque bien sabemos los dos que ni trabajo, ni piedad, ni honorabilidad tendremos tú y yo, ciudadano, si nos topamos con la ley de bruces.

Parece que en esta película, para tener un buen papel, has de ser amigo del director. La ficción, con la realidad como reflejo. O al revés. Y Rajoy mientras tanto, recaudándonos el dinero de la taquilla.

Disfrutemos de la película. Hasta que decidamos, de una puta vez, reescribir el guión.

22/1/13

en el metro [ficciones]

No podía dejar de mirarles en el metro. A hurtadillas. Con la culpabilidad y la curiosidad de quien se sabe colándose en vidas ajenas. No llegarían a los 50 ninguno de los dos, aunque ella parecía más mayor, o tal vez sólo más cansada. 45 quizás. Y un montón de cansancio.

En las seis paradas que ha durado mi trayecto, ella no ha quitado la atención de él. Cualquier requerimiento por su parte era rápidamente contestado. Ni el cansancio mataba su atención, ni le restaba cariño a cada gesto. En algún momento, ella le ha sonreído, le ha besado en la frente y los dos han cerrado los ojos. Creo que por un instante incluso el bullicio del metro ha cesado.

Cuando se han abierto las puertas del vagón frente a mí, aún les he mirado por última vez, preguntándome si yo sería tan valiente de seguir sonriendo si fuese ella. Y en quién besaría mi frente de ser yo la de la mirada perdida en la silla de ruedas.

15/1/13

yo también GRITO por la educación [mi actualidad]

La noticia seleccionada y comentada para esta madrugada, a partir de las 01:00h en La Noche Despierta de Radio Euskadi.

Estudiantes boicotean un acto de Wert y éste les llama "fascistas"

El ministro de Educación cree que los estudiantes que le llevaron a cancelar una conferencia en Sevilla evidencian la necesidad de la reforma educativa.

[Fuente: http://www.lavanguardia.com/politica/20130115/54360869705/estudiantes-boicotean-wert-fascistas.html]

Según la Wikipedia _esa fuente de conocimiento del siglo XXI_, la demagogia es "una estrategia utilizada para conseguir poder político. Consiste en apelar a prejuicios, emociones, miedos y esperanzas del público para ganar apoyo popular, frecuentemente mediante el uso de la retórica y la propaganda."

Y a los prejuicios, al miedo, a las emociones _¿no veis que esos salvajes que gritan no tienen educación? Hay que domesticarlos..._, apela Wert cuando intenta hacerse pasar por la víctima y no por el sicario que está matando la Educación, por mandato del rey Gobierno, con cada nuevo golpe de daga que le asesta en forma de reformas, recortes y degradación del sistema educativo. Es más fácil acusar, descalificar y esconderse en la demagogia que buscar el porqué de esos gritos...

Es tu verdad contra la mía. Mis ganas de gritar contras tus ganas de que me calle. Yo quiero una sociedad crítica, que lucha por aquello en lo cree. Tú una mayoría silenciosa que se deje gobernar por "los que saben". Yo quiero una educación pública, de calidad, laica, que defienda valores humanos, y que no discrimine por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social _que dicho sea de paso, son valores que recoge nuestra tan manoseada Constitución en su artículo 14_. Yo quiero educación para la ciudadanía. Tú quieres segregación de sexos. Y, ya de paso, de ricos y pobres, y por qué no, de catalanes, si no se dejan españolizar esos bárbaros...

Tú llamas fascistas a los que usan la palabra para mostrar su descontento, y antisistema a los que se manifiestan por defender sus derechos. Yo le llamo fascista al Gobierno que acalla la voz de su pueblo con golpes, y demagogo al que usa el victimismo para señalar como culpables a los que sólo reclaman los derechos que les arrebatan...

Quizá sea yo, junto a los que le gritan, la equivocada... O quizá sea que el respeto hay que ganárselo, que nadie le gritaría si gobernarse por y para su pueblo, si sus ideas no se hubieran quedado ancladas en el siglo XIX, si se sentase a construir un sistema educativo para todos y no sólo para las elites.

Dijo Roosevelt hablando sobre el fascismo al que Wert se ha referido, "la primera verdad es que la libertad de una democracia no está a salvo si la gente tolera el crecimiento del poder en manos privadas hasta el punto de que se convierte en algo más fuerte que el propio estado democrático. Eso, en esencia, es el fascismo - la propiedad del estado por parte de un individuo, de un grupo, o de cualquier otro que controle el poder privado."

Quizá señor Wert, para gobernar sobre Educación debería usted tenerla, y usar los términos adecuados. La educación en manos privadas nunca será democrática. Será rentable, será una empresa... Pero no garantizará jamás una educación democrática, por definición. Y los que le gritan son _somos_ gente harta y desesperada. El fascismo es otra cosa, señor Wert. Esperemos que lo puedan seguir aprendiendo todos los niños en el colegio. Todos. Aunque sean niñas. Aunque sean catalanes. Aunque sus padres no puedan pagárselo.

11/1/13

el yo sin palabras que soy contigo [poemas]

Te podría decir, por ejemplo, que mis paraísos cotidianos son desiertos sin ti, que el agua no calma mi sed y que la almohada no responde mis dudas. Que no hay descanso, ni paz, ni equilibrio, si no es contigo.

Te podría decir que hay mañanas que no sé hacia dónde camino si no lo hago contigo, que todas las calles rectas me parecen laberintos, y no hay sol que ilumine mis callejones sombríos.

Te podría decir que contigo se va la magia, que mueren las hadas de mis cuentos de niños, que me pierdo en la rayuela de mis días, que dejan de ser amarillas las baldosas del camino.

Te podría decir que te amo. Pero no te lo digo. Porque son sólo palabras repetidas, manidas, desgastadas. Y no están a tu altura, a la nuestra, a la del yo sin palabras que soy contigo.


9/1/13

instrucciones de uso [mi actualidad]

La noticia seleccionada y comentada para esta madrugada, a partir de las 01:00h en La Noche Despierta de Radio Euskadi.

Una madre le regala un iPhone a su hijo de trece años y le pone 18 condiciones

Greg Hoffman consiguió su regalo, pero lo que no esperaba es que su iPhone viniese acompañado de una ristra de condiciones. “Por favor, lee el siguiente contrato. Espero que entiendas que mi trabajo es convertirte en un hombre equilibrado y que puede convivir con la tecnología”.

[Fuente: http://www.vanguardia.com/actualidad/mundo/190577-madre-regala-un-iphone-a-su-hijo-de-trece-anos-y-le-pone-18-condiciones]

Será que la saturación de política _o lo que sea eso que hacen hoy en día los partidos políticos_, crisis y desgracias hace que ponga el foco en otros lugares. O será que me la ha enviado un amigo. Pero hoy me he descubierto a mí misma leyendo la típica noticia que nunca leería. Vayan por delante de mí siempre mis prejuicios.

Típica anécdota de un adolescente yankee, una de esas noticias que siempre me suenan demasiado lejanas, demasiado superficiales, y que siempre paso de largo. Percepción selectiva en el caos de información del día a día. Pero la he comenzado a leer y me ha sorprendido. Y es una sensación incomparable sorprenderse en estos tiempos. Y de pronto me he encontrado reflexionando sobre ello, sobre los consejos que esa madre da a su hijo al entregarle un móvil, sobre el uso y las normas que le ponemos _o que no le ponemos_ a la tecnología. Y que algo nos haga reflexionar también está muy cotizado últimamente.

Será que mi madre siempre me ha querido bien y me ha educado lo mejor que ha podido _la exonero desde aquí de cualquier culpa de este desastre en el que yo sola me he convertido_, pero nunca se ha sentado a darme consejos sobre la vida. Y aún menos por escrito y de este calado. Ni idea tengo de cómo esto ha llegado a los periódicos y si será real, pero lo que sí creo es que se nos olvidan muchas de las cosas que se recogen en esos consejos.

Hace tiempo que la tecnología va por delante de nosotros. Muy cerca de mí tengo ejemplos, y seguro que no soy la única, de cómo la tecnología ha irrumpido en nuestras vidas sin que ejerzamos en muchos casos ningún control sobre ella y, lo que es peor, sin hacer ningún tipo de reflexión sobre su uso.

Móviles entregados a adolescentes, e incluso a niños, sin ninguna pauta ni control, pero "así le tengo localizado, es más seguro". Internet con toda su grandeza y su peligro, en manos de cualquier chaval con ordenador en casa y unos padres con poca conciencia tecnológica y con menos conocimiento aún para poder aplicar un mínimo de seguridad sobre los contenidos a los que acceden sus hijos...

Y en la otra esquina del cuadrilátero, en oposición a los permisivos, a los "inconscientes" _por dejadez, por desconocimiento o por falta de criterio_ los talibanes del teléfono. Los del eterno "no uses el móvil mientras estás en la mesa". Aunque estés registrando algo en él para que tu memoria voluble no lo disuelva, y sigas prestando atención mientras tanto. Aunque sean incapaces de iniciar una conversación lo suficientemente interesante como para evitar que estés fotografiando el plato o compartiendo con alquien que está quizá a kilómetros de distancia, pero que está más interesado en hablar contigo que en hacerte reproches.

A mi estos siempre me recuerdan a mi abuela con su "al que come y canta, un sentido le falta". A mí, que siempre me ha gustado cantar cuando estoy contenta, incluso aunque lo haga mal, incluso aunque esté comiendo. De momento, nunca he muerto atragantada.

Es curioso que la tecnología, como pasa con casi todo en esta vida, se puede convertir en una herramienta o en un arma, en función de quién la empuñe. Todo, en su justa medida, y con criterio, nos hace crecer. Nos debemos acostumbrar a convivir con la tecnología. Acotarla. Ponerle normas y, como siempre, saltárnoslas en pro de algo mejor. Adaptarnos al momento. Evolucionar, al final, iba de esto, creo.

Todos los consejos son dignos de leer, pero me quedo con dos, que me parecen sabiduría en bruto:

17. Mantén los ojos abiertos. Mira el mundo que pasa a tu alrededor. Mira por las ventanas. Escucha a los pájaros. Da paseos. Habla con desconocidos. Pregúntate sin usar Google .

15. Descarga música nueva o vieja o diferente de la que escuchan millones de personas al mismo tiempo. Tu generación tiene acceso a más canciones que nunca nadie ha tenido opción antes. Disfruta la ventaja. Expande tus horizontes.

2/1/13

sin propósito de enmienda [poemas]

Toca hacer balance y no me sale,
tal vez porque estas manos están desnudas de no escribirte,
tal vez porque se secaron mis palabras sin tus versos.
O tal vez sea que nunca me gustó hacer las cosas cuando toca.

Quizá sólo sea que se me metió dentro el peso, no de este fin de año,
sino de todos los finales de cuento,
de todas las historias que no acabaron como yo quería.
Será que de pronto me calaron hasta los huesos todos los inviernos.

Y el espejo me devuelve cicatrices
en unos ojos tan cansados que no parecen míos.
Y las arrugas de mis manos se empeñan
en recordarme que ya no somos niños.

Y añoro el tiempo en el que los besos nunca escondían mentiras,
el olor de la tiza en el suelo, el sonido de mi bolsa de canicas,
la cometa de colores que nunca volé con mi padre,
las manos de mi madre curando mis rodillas.

Será que mi balance nunca estará completo si tú me faltas;
será que yo he traicionado demasiados sueños
para creer en una lista de propósitos que yo escriba.

Prefiero seguir improvisando besos,
sentarme al sol en silencio cuando salga,
y que me siga sorprendiendo sin paraguas la tormenta.