esa otra que soy yoesa otra que soy yo

19/8/13

quiero... [poemas]

Siempre quiero escribir cuando no tengo papel,
soñar cuando estoy despierta,
viajar mirando por la ventana,
dormir cuando llego a mi parada.

Regalar cuando no toca,
gritar en los puentes,
estar en silencio en casa,
cocinar y dormir desnuda,
leer debajo de una manta.

Que el izquierdo sea el primer pie que toca el suelo al bajar de la cama,
que los lápices estén ordenados por colores en la caja,
que los niños no besen si no quieren pero que siempre den las gracias.

Que todos los planes incluyan sonreír,
que los abrazos se calen hasta el alma,
tener siempre otra pregunta y fuerza para afrontarla.

Que el cansancio nunca venza a las ganas,
ni la rutina a la pasión,
ni el miedo al quiero,
ni la realidad a la esperanza.

Que no muera nunca la niña que se ríe con mis cosquillas,
a carcajadas,
que las facturas no maten la poesía,
que gane siempre la alegría la batalla.

10/8/13

agujetas [ficciones]

Se despertó desorientado. Cerró y abrió los ojos varias veces antes de incorporarse en la butaca y mirar a su alrededor. Llevaba puesta su bata y su pequeño laboratorio mostraba su ordenado caos habitual. Todo parecía estar como lo había dejado, pero algo no le encajaba y no sabía identificar qué.

Miró el reloj de su muñeca intentando averiguar cuánto había dormido. Martes, 17 de julio de 1999, las 4:20 de la madrugada. Recordaba estar trabajando, ya tarde, en su laboratorio. Después, nada más.

Fue al ponerse en pie cuando notó los dolores. Un calambre recorrió sus piernas y le obligó a volverse a sentar en la butaca donde había despertado. Estiró sus brazos con idéntico resultado.

Sus músculos respondían como si hubieran sido sometidos a un gran esfuerzo físico. La sensación no le era desconocida. Recordó cuando su cuerpo aún era joven y disfrutaba con los maratones. Pero llevaba años sin correr y sin realizar ninguna actividad física que le pudiera haber provocado semejante respuesta corporal.

Desconcertado, siguió estirando brazos y piernas, hasta que controló la sensación. La debilidad y las agujetas todavía le acompañarían unas semanas más.

Como científico, elaboró incontables teorías sobre lo que pasó aquella noche, pero ninguna lograba dar respuesta a todas las preguntas, y su mente era incapaz de recordar. Sólo trabajaba, hasta que se quedó dormido.

Tuvieron que pasar 7 años hasta que la explicación se hizo evidente. En el preciso momento en el que accionó el artefacto en el que llevaba tanto tiempo trabajando, comprendió cuál sería el impacto para el cuerpo de los viajes en el tiempo. No tardaría en olvidarlo.

Se despertó desorientado. Cerró y abrió los ojos varias veces antes de incorporarse en la butaca y mirar a su alrededor. Llevaba puesta su bata y su pequeño laboratorio mostraba su ordenado caos habitual. Todo parecía estar como lo había dejado, pero algo no le encajaba y no sabía identificar qué.

9/8/13

las postales que no te escribo [poemas]

Todas las postales que no te escribo
en cada huida más allá de mi abismo
hablan de lo mismo.
De tu ausencia y de mi miedo.

Trabajar, juntar algo de dinero,
volar tan lejos como me permiten mis sueños.

Matasellos de tierras lejanas,
kilómetros a las espaldas,
miradas de desconocidos
que te hacen sentir en casa.

El vértigo en las entrañas,
sabores, olores, sensaciones,
empapando los recuerdos,
idiomas y camas extrañas.

Sentir el mundo cada vez más grande,
y el mío cada vez más pequeño...
Echarte de menos en cada rincón del universo.

Por más que ría,
por más que viva,
por más que huya,
no puedo escapar:
Me faltas y el mundo está de más.

Todos los destinos son el mismo repetido
sin tu risa al despertar.