Que una, a veces, se cansa de poner al mal tiempo buena cara, una sonrisa a los problemas y música para el alma.
Que una, a veces, se harta de seguir un maldito manual de autoayuda que no te ayuda en nada. Salvo si lo has escrito tú y te apellidas Coelho, que entonces sí te salva. Mantras de felicidad con precio de mercado que en la miseria cotizan al alza.
Que una, a veces, se harta de seguir un maldito manual de autoayuda que no te ayuda en nada. Salvo si lo has escrito tú y te apellidas Coelho, que entonces sí te salva. Mantras de felicidad con precio de mercado que en la miseria cotizan al alza.
Que una, a veces, no quiere consejos, ni un hombro sobre el que llorar, ni un Dios al que dirigir sus plegarias.
Que una, a veces, no busca ser la jodida respuesta a sus dudas, ni la solución a sus problemas, ni el cambio que empieza en ti y que todo lo cambia.
A veces, una sólo quiere alguien que respete sus malos días. Y después, dar las gracias.
1 comentario:
Días grises...
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