El primer grupo de la noche jugaba en casa y supo aprovechar la ventaja. Desde las primeras filas, los seguidores de Templeton exhortaban sin éxito a la formación cántabra para que entonasen Bacon frito, uno de los temas de la serie de animación Hora de Aventuras en la que colaboran. Buen rollo desde el inicio del concierto que se tradujo en buena música. Comenzó a llover con los primeros acordes pero el ambiente debió ahuyentarla y las nubes desaparecieron para el resto del festival. Con temas clásicos y muchos de su último álbum, Rosi, Templeton ofreció un concierto más que respetable.
Tras Templeton, en la carpa de la playa, Miqui Puig DJ daba rienda suelta a los deseos de los aficionados al baile ochentero. Alaska y los Pegamoides y su Quiero ser un bote de colón es un buen ejemplo de lo que sonó en los interludios de los conciertos principales. Música divertida y muy bailable, que los más veteranos disfrutaron de lo lindo.
Cuando Sidonie hizo su aparición en el escenario, con la bandera canadiense de fondo, el recinto estaba ya abarrotado. Día grande en el festival y grande su concierto. Marc Ros no dudó en flanquear la barrera que lo separaba del público y cantar Un día de mierda a hombros de un compañero entre los cientos de personas que se agolpaban a su alrededor intentando corear lo más cerca posible del cantante.
Miqui Puig DJ tuvo que alargar su sesión por problemas técnicos que impidieron a Glass Animals comenzar a la hora programada. A los que continuaban bailando en la carpa de la playa al ritmo del DJ no pareció importarles, pero en la zona del escenario principal la situación se tensaba por momentos. Una vez más, el buen rollo que ha predominado en el festival hizo su aparición y los bailes y olas se sucedieron entre el público que acabó afrontando con sentido del humor la demora. También lo hicieron los ingleses, que se afanaban en el escenario en la puesta a punto de instrumentos y micros para poder empezar. Finalmente empezaron, pero no en las mejores condiciones. Quien no conociese el grupo de antemano, puede haberse llevado de ellos una impresión equivocada porque el sonido durante los cincuenta minutos que duró la actuación dejó mucho que desear, acoples constantes que llegaban a ser realmente incómodos en algunos momentos.
Con el retraso acumulado, la legión de seguidores de Vetusta Morla estaba impaciente. Esta vez se desplazaron menos personas a la carpa de la playa a ver a Miqui Puig DJ de cerca; la mayoría prefirieron escucharlo de fondo para asegurarse un buen sitio durante el concierto de los madrileños. A las dos de la madrugada comenzaba el show, con el aforo más grande del festival. La deriva fue el éxito que viene siendo cada vez que Vetusta Morla lo presenta en un escenario. Público entregadísimo, al mismo nivel que la banda, en especial de su enérgico cantante, que no dejó de moverse ni un segundo desde el comienzo al final del concierto.
El festival se cerró con la actuación fantasma de Sexy Sadie. Fantasma porque, como ellos mismos alegaron, aunque estaban dando un concierto, son un grupo inexistente desde 2006, fecha en la que decidieron disolver la banda, para pena de muchos. Todos sus temas fueron clásicos por cuestiones obvias, pero su rock sonó más que vivo e hicieron vibrar a todos los que se quedaron tras la actuación de Vetusta Morla. Cerraban así un festival que ha demostrado que la apuesta por grupos nacionales es segura. Un año de espera se va a hacer muy largo hasta el Santander Music 2015.
Todas las fotos del Festival en Flickr: Santander Music 2014.
Crónica publicada inicialmente en Check Ocio.
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