Siempre se dice que caminamos a hombros de gigantas. Disfrutamos de los avances y los logros de aquellas que nos precedieron. Cierto. Pero también llevamos sobre nuestros hombros el peso de la tradición: La exigencia de aprovechar las oportunidades, de sostener lo conseguido por otras, de demostrar que podemos, por las que pudieron, por las que ahora no pueden, por las que no podrán más.
Y en ese mandato, hemos de ser buenas profesionales, buenas madres, buenas hijas, buenas amantes, buenas amigas. Y buenas con nosotras mismas: Duerme al menos 8 horas, es el mejor tratamiento de belleza. Haz algo de ejercicio cada día. Come sano y consciente. Viste a la moda, maquíllate a la moda, que tus pelos vayan a la moda. Lee, aprende, mejora. Infórmate, posiciónate, milita, hay causas justas que no pueden esperar a tu indiferencia, a tu falta de tiempo.
TODO ES CUESTIÓN DE ORGANIZACIÓN. Si no llegas a todo, es porque no te organizas, porque no le pones suficientes ganas. Querer es poder. No puedes porque no quieres. Te agobias porque quieres. Sólo tienes que aprender a tomarte las cosas de otra forma. Hazlo de otra forma, pero para continuar con lo mismo: para poder con todo. No te olvides de que la mejora continua empieza por ti. No tienes problemas; eres el problema. Calla y continúa girando en la rueda.
Eras más divertida cuando te preocupabas menos y podías más. No tienes problemas; eres el problema. Calla y continúa girando en la rueda. Nadie te va a querer así.
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