esa otra que soy yoesa otra que soy yo

6/8/07

desgracia [ficciones]

Quizá hubiera sido bonita si la vida se lo hubiese permitido, si cada arruga de su rostro y cada dureza de sus manos no las hubiera escrito la desgracia. Tenía los ojos oscuros y profundos, como el mar en las noches sin luna, pero hacía mucho tiempo ya que nadie la miraba a los ojos.
Esa mañana en el metro tampoco nadie la miro directamente aunque cada persona que compartía vagón con ella no podía evitar mirarla. Con frialdad, de soslayo, evitando su mirada, como si sólo con los ojos esa horrible mujer fuese capaz de transmitir su desgracia.

Tenía frío y en vano trataba de estirar su desgastada ropa para tapar sus piernas. Sonrió con una mueca al recordar a su madre años atrás protestando por sus faldas demasiado cortas y sus camisetas demasiado estrechas. Y ese pelo y esas compañías… Quizá si la hubiese hecho caso ahora no tendría tanto frío…

Mientras se recostaba en el suelo del vagón intentando taparse, cientos de personas subían y bajaban en cada estación, reparando en ella un segundo y volviendo a sus periódicos, a sus móviles y a sus vidas, con expresión de lástima en algunos casos y de desprecio en la mayoría.

Eh, tú, yonki, despierta!. Cuando los de seguridad se toparon con ella en su ronda nocturna llevaba ya varias horas muerta.

Su madre eligió para ella un largo vestido blanco y en su esquela colocó una foto de cuando en su mirada todavía brillaba la luna y cuando la desgracia todavía no se había colado por sus venas.

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