La tenue luz del televisor recortaba su silueta contra la pared del dormitorio. De fondo, la letanía interminable de algún show televisivo sin nada que ofrecer y el lento rumor de la carretera al otro lado de unas persianas cerradas a cal y canto.
Como cada noche, le daba la espalda, mientras él esperaba paciente a que se rompiese por fin aquel muro transparente que les separaba, a que ella decidiese por fin tender su mano hasta él... Entonces le diría tantas cosas, todo lo que hasta ese momento callaba; le susurraría palabras al oído, con voz queda... Le entregaría por fin todo lo que guardaba para ella en su interior y juntos escribirían de nuevo historias increíbles, y ya nada les separaría de nuevo...
Adormecida, ella apagó la luz y la habitación se tiñó de negro. Junto a su cuerpo dormido, el libro siguió esperando.
2 comentarios:
¡qué bueno en activo, esaotra! me ha gustado mucho, pensé que se trataba de una pareja mal avenida, ese tener que dormir continuamente con un no-amigo...
Me gustó que se tratara de un libro. No me produjo tanta tristeza.
Besos
jeje, es que me gusta lo de las historias que parecen una cosa y en el último momento se descubre que son otra... de hecho, hay quien se mete conmigo por eso... porque siempre recurro al mismo fácil truco :)
La verdad es que este relato lo he escrito hace poco para un concurso de microrrelatos, en el que no he ganado ni amigos, snif, snif, pero si a alguien le ha gustado me doy por satisfecha! ¡Muchísimas gracias!
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