Sueño con veranos eternos.
Con tu mano aferrada a la mía mientras caminamos entre árboles. Quizá pase por nuestro lado una mariposa blanca, la primera del verano. Y tú rías. Y yo te bese los labios, las sienes, el rubor que dibuja en tus mejillas el verano...
O quizá estemos en la playa, sintiendo el frío del mar del norte en nuestros pies descalzos. Y tú me abraces porque tengo frio a pesar del verano. Y yo te bese los labios, las sienes, el rubor que dibuja en tus mejillas el verano...
O quizá estemos en casa en penumbra, resguardados de los excesos del calor, leyendo un libro tumbados en la cama, con las ventanas abiertas para que entre el aire. Y tú me cuentes algo sorprendente que ha pasado en tu libro o me leas una frase que te ha gustado. Y yo te bese los labios, las sienes, el rubor que dibuja en tus mejillas el verano...
Todo eso sueño, desde la oficina, donde todavía no ha llegado el verano.
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