Angustia.
Miedo.
Incertidumbre.
Culpa.
Que me faltas.
Saber nombrarlo,
como si contener tu ausencia en una palabra
fuera a acercarte.
Como si gritar a los demonios
los hiciera salir de mí,
exorcizados,
y pudiese al fin caminar liviana,
descargada de palabras y pesares.
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