Llevas tanto tiempo esperando que empiece el buen tiempo, los días de jornada intensiva, de fiestas, de cerveza con limón en terrazas al Sol, que cuando por fin llegan los coges con todas tus fuerzas, los vives como si cada día fuese el último, y tu casa comienza a ser ese sitio al que sólo vas a dormir de cuando en cuando. Y entonces, empiezas a añorar el invierno, los días de frío, de palomitas y películas bajo una manta en el sofá, de tranquilidad y descanso.
22/7/07
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