Acabo de bajar del piso de arriba, de hacerles una cordial visita a mis nuevos vecinos. En este supuesto mundo moderno en el que vivimos, tan civilizado, les he tenido que pedir por favor que, si eran tan amables, evitasen tirar colillas encendidas y vasos de plástico con restos de bebida por la ventana, sobre todo cuando yo, la vecina de abajo, tengo la ropa tendida.
Se lo he repetido dos veces, no por amenazar, sino por ver si el fulano, que parecía no hablar ni una sola palabra de castellano, lograba comprender qué le estaba contando. Al final, me ha dicho sí, sí con la cabeza pero no tengo muy claro qué supiese de qué demonios le estaba hablando. Y si lo entendía, que fuese a hacer algo...
Romperemos una lanza en pro del civismo ese del que hablaba antes y seguiré ejercitando mi santa paciencia pero, hay que joderse que en los días que corren le tengas que decir a un señor que seguramente te dobla la edad que no tire desperdicios por la ventana y que por favor, si le es posible, intente no quemarte la ropa...
No hay comentarios:
Publicar un comentario