"La verdad. Cada cual tiene la suya. Los que venden noticias y los que las compramos. Los que las consumimos ávidamente y los que deciden que no quieren saber. Los que hacen algo con la información que reciben y los que sólo la tragan, la digieren y la desechan.
No sé cuánto va a durar, ni si voy a estar a la altura, pero cuando Javier Domínguez _olé sus tablas y su saber estar en las ondas, y fuera de ellas_, me ofreció la oportunidad de poder hacer algo con toda esa información que nos rodea, con hacer de la verdad, mi trocito de verdad, no pude decir que no."
Así empezaba este apartado 'Mi actualidad' un 12 de septiembre. 9 meses después, un 12 de junio, acaba. 9 meses de gestación de conciencia, de indignación y de rabia, pero también y sobre todo de risas, buenos momentos y esperanza.
No soy una persona especialmente interesada en la política o la economía. O no lo era. Empecé a estar más al día de la actualidad gracias al 15M, a Twitter, y 9 meses de radio después, ya no puedo cerrar la caja de Pandora. Ya no puedo no saber. Ya no puedo no actuar.
Hace unas semanas, oía en el telediario mientras desayunaba una noticia. No puedo reproducirla porque no estaba prestando mucha atención a la televisión y me quedé tan paralizada que fui incapaz de asumir los datos. El cerebro a veces bloquea lo que nos hace daño. Fue tal el impactó que no la busqué después. Pero pensé, pienso, mucho en ella.
La noticia hablaba de un video que corría por YouTube. En él, podía verse como en un país en conflicto, de esos que nos pillan tan lejos, puede que fuese Siria, un joven soldado le arrancaba el corazón a una de las víctimas del frente enemigo y lo destrozaba a dentelladas.
Lloré. Lloro de nuevo al escribirlo. A veces la realidad es tan brutal, tan incomprensible, tan enorme, que uno quiere dejar de saber, que siente que no podrá dar una bocanada más del mismo aire que la sociedad que lo rodea.
Otras veces, tan sólo es una manifestación a la que no ha ido tanta gente como esperabas, o una nueva injusticia que parece pasar desapercibida a los ojos del mundo. Un desahucio más, una prestación de sanidad menos... La rabia deja paso al hastío algunos días. Y también uno quiere dejar de saber, también siente que nada se puede hacer por esa sociedad tan sucia, tan fea, tan muerta.
Y entonces, hablas con otros que sienten lo mismo que tú, o conoces a personas que tienen otros puntos de vista. Sigues leyendo, te sigues informando, sigues buscando agua en el desierto. Sigues buscando tu verdad. Somos más fuertes de lo que no creemos.
Sólo han sido unos minutos en antena cada semana durante estos 9 meses, y algunas horas más buscando noticias y dando forma a mis ideas, pero el cambio que se ha producido en mí es enorme. En el baúl de los deseos secretos me guardo la esperanza de que alguien más en este tiempo haya reflexionado con mis palabras y quiera, como yo, seguir sabiendo. Que sigamos queriendo cambiar la realidad, aunque se nos atragante algunos días. Que, aunque se acabe La Noche Despierta, sigan despiertas nuestras ganas y nuestro cerebro.
Iba con la verdad tan por fuera, que se sintió desnuda.
— esaotra (@esaotra) 27 de julio de 2011
Nunca podré agradecer a Javi y a Nai el regalo que me han hecho cada semana, compartiendo conmigo esos minutos, riéndose conmigo incluso cuando no había nada de lo que reírse.
Gracias a mi amigo Iván, por grabarme cada programa.
Y a todos los que han oído o leído mis palabras, mi trocito de verdad, gracias.
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