¿He hecho un libro con las tapas de lija? He hecho un libro con las tapas de lija. «Los monstruos» es un proyecto que me costó parir y que me cuesta enseñar. Con la emoción inicial de recibirlos de imprenta, empecé a compartirlo... y tuve que parar. Hay demasiada emoción contenida dentro de este acordeón con el que he intentado narrar el miedo que se esconde tras los silencios; una emoción densa, oscura, viscosa... incómoda. No se me ocurría mejor forma de transmitirla que hacerlo desde el primer contacto con el libro: la lija es declaración de intenciones y advertencia.
Dice Juan José Millás que «el que ha tenido frío de pequeño, tendrá frío toda su vida, porque el frío de la infancia no se va nunca». De ahí nacen mis fotografías, de la necesidad de explicarme de adulta un dolor, un frío, que no pude entender bien de niña. Ahora soy, en buena teoría, una adulta funcional con todas sus cosas trabajadas en terapia, pero ese frío de la infancia ha crecido conmigo y me ha hecho tener mucho miedo, a muchas cosas. O me ha hecho detener la mirada siempre en el reverso de la vida, en las zonas oscuras, en lo que no entiendo, en lo que se escapa a mi control, en los monstruos que acechan en cada esquina...
Acechan. O acechaban. Me asediaban hasta que comprendí que podía mirar a mis miedos de frente, podía capturarlos, encerrarlos entre las cuatro paredes de una fotografía, convertirlos incluso en algo bello. «Hacer algo bello con el dolor», es un mantra que me he repetido y me sigo repitiendo siempre; es una forma de afrontar la vida.
No sé si lo he conseguido con este proyecto, no sé si es bello, no sé qué entiende cada persona cuando lo ve y no sé si puedo o quiero explicarlo más... A mí me ha dado paz poder mirarlo, terminado de alguna forma, sabiendo que mis monstruos están ahí, que me van a acompañar siempre, que me van a incomodar cada vez que los toque de nuevo, pero que ya no me paralizan nunca más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario