Dibujas mis curvas con tu aliento
y comienza un nuevo viaje.
Mi instinto te busca, hasta traspasarte,
y mis senos vierten el néctar de la noche.
La claridad esfumada, las sombras trastocadas.
El nudo del marinero, tus amarras.
Y yo el puerto en el que tu barco atraca.
Se enfurece la tempestad,
sube la espuma blanca.
Y después, la marea que se aleja,
con la Luna,
sosegada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario