Espero a que llegues
mirando atenta tras el cristal,
sin moverme,
casi sin respirar.
Sólo mis ojos se mueven,
rápido, de un lado a otro,
posándose en caras desconocidas
que, por un instante, me parecen tú
y que luego se alejan,
desaparecen,
mientras yo sigo aquí, muy quieta,
esperándote con un suspiro ahogado en el pecho
y una lágrima rota en los ojos.
Pronto llegarás...
Y yo ya inquieta.
Ya llegas...
Y yo torbellino
en torno a ti dando vueltas.
Llegas...
Y yo ya sólo brazos
para abrazarte
y celebrar tu presencia.
Estas aquí...
Y yo ya sólo besos
para besarte
y olvidar tu ausencia.
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