Se van sajando mis ganas de escribir
con las diarias realidades.
Demasiada voluntad es necesaria
para vencer tantos humos negros.
A veces gritaría, y saldría corriendo;
o me pararía, a peinar mi cabello.
Pero demasiado alto gritan las voces
de los que gritan, en silencio, auxilio.
Y mi cabello enredado corre conmigo
buscando el interruptor
para desconectar este juego
de voces, gritos, auxilios y humos negros,
que corrompen mi voluntad,
que me siguen, allá donde vaya, corriendo.
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