La vida dorada se refleja en tu cabello
coronado del gris,
ceniza de los recuerdos.
Tu piel blanca, tu deseo yerto,
tus manos temblorosas,
el futuro negro.
Ante ti, el Gran Mundo,
sonriendo, ajeno.
Ajeno a ti y a tu desgracia,
al cardenal enfermo
que rodea tus ojos
perdidos en el presente incierto.
Busca la luz en un estercolero.
Urde tu vida con despojos del Invierno.
Encuentra la puerta al final del desierto.
Corre.
Hasta no sentir el frío.
Muere.
Quizá haya algo en el cielo.
15/2/08
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2 comentarios:
Pido permiso para enlazarte en mi blog?.
Un saludín
Me ruborizo :)
No hace falta que pidas permiso!
Mil gracias
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