El primer fin de semana fuimos a conocer Pisco y en el trayecto de vuelta en autobus, aproveche para escribir lo que me sugirio el viaje, pero hasta ahora no lo habia podido pasar a limpio. Ahi va:
Pisco es una ciudad que esconde un ejército. Un ejército de luchadores, de supervivientes, de personas que, tras perderlo todo, luchan cada día por salir adelante con lo poco que tienen.
Recien llegada de mi civilizado primer mundo, recorro sus calles con el corazón encogido, estremecida por un paisaje desolado, imposible de describir con palabras ni de ser captado en un instantánea. Estremecida y a la vez maravillada, por la vida que se respira en cada esquina, por el bullicio de una ciudad que no se rinde, que sale a la calle cada día a reconstruir sus casas, a comerciar, a bailar, a seguir viviendo, en definitiva, a pesar del desastre, a pesar de ser un pueblo olvidado.
Ha pasado casi un año desde que el terremoto asolase la ciudad y desde que el político de turno se hiciese la foto mientras pronunciaba palabras vacias sobre ayudas que acabarían demasiado pronto. A día de hoy, Pisco sale adelante, y lo hace solo, sin ayudas, reconstruyen la ciudad únicamente con la fuerza de sus brazos. Una tragedia. Una tragedia además porque Pisco esconde algo más en su interior. Esconde verdaderas joyas naturales, imprescindibles en cualquier visita al Perú.
Las islas Ballestas y el Parque Natural de Paracas dejan sin aliento. Las primeras por toda la fauna que se puede observar _ aves, lobos marinos, pingüinos... _ y el segundo por la inmensidad de su desierto y la belleza de sus acantilados.
Por eso, la mayor tragedia de Pisco no ha sido sólo el terremoto, sino que la gente haya dejado de visitarlo. La mejor forma de ayudar ahora aquí es seguir viniendo. La ciudad está preparada para acoger al turista. A pesar de que la mayor parte de la población carece de lo más básico, los hoteles y restaurantes han sido reconstruidos y aconicionados para que al turista no le falte de nada. 'Un oasis en mitad del desierto' _ eso fue lo que pensé cuando entré a nuestro hotel, La Posada Hispana.
Decorado con colores alegres y detalles típicos españoles y peruanos, sus habitaciones son amplias, limpias y cómodas, y su restaurante un lujo. Al cambio _ un euro son cuatro soles _ la noche cuesta aproximadamente 9 euros por persona y se puede comer, y bien además, por algo más de un euro y medio. Su personal, como todas las personas que he conocido hasta ahora en Perú, son muy atentos y amables.
Una experiencia, conocer Pisco, su miseria y su grandeza, su afán de supervivencia, su lucha, que no merece ser olvidada.
4 comentarios:
La primera foto me impresionó pero las demás son insuperables.
¡qué paisajes!
¡cuánta contradicción! ¿verdad?.
Besos
hola chicos.he venido de currar y estaba pensando ¡joder!vaya mierda tener que trabajar un puente.ahora despues de ver estas fotos me he dicho ¡joder!que bien en mi curro.decirles de mi parte a vuestros compañeros que me parece impresionante vuestra labor y que cuando volvais estare encantado de invitarles a un trago.sera un honor brindar con vosotros por el exito de vuestro viaje.os queremos .marta y txori.
Gracias chicos!!! Ya les decimos y a la vuelta nos tomamos unos melocotones con cava o lo que haga falta! Muchos muchos besos desde Trujillo :D
Impresionante lo que hacéis. Me parece flipante todo lo que he visto y leido. Ya nos contaréis más a la vuelta. Menuda experiencia!!!
Muchos besos y saludos para todos.
Yoli y Carlos
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