Muchas veces, cuando una puerta se cierra, se abre una ventana. La puerta de Chayanta se cerró para mi y, aunque en un principio la rabia y la frustación hicieron su aparición estrella, después, al tomarmelo con otra filosofía, he aprendido a disfrutar del viaje de otra manera.
Entre paseito y paseito al hospital _al que espero que hoy haya acudido por última vez, ya que me han puesto un tratamiento de 1o días que acabará con mi problema_, hemos empezado a colaborar con el CERPI, un centro para niños y adolescentes. Hoy ha sido sólo nuestra primera toma de contacto, pero mañana empezamos a las 8 de la mañana, colaborando tanto en el centro como en lo que denominan la escuelita móvil, una iniciativa que acerca la escuela a los niños de la calle.
Y en nuestros ratitos libres, leemos, charlamos, caminamos sin prisa por la ciudad, nos sentamos al Sol en el parque y aprovechamos para conocer los museos y monumentos más emblemáticos de la zona. ¿Qué más se le puede pedir a la vida?
2 comentarios:
Entre tanto niño y niña... al final os animasi y todo a dar el paso... ;D
Parecéis viajeros del tiempo trasladados 150 años atrás. Un saludete desde Pancorbo y si voy 1 dia a Aste Nagusia, le enseño el blog a Agelines, para que vea las fotos. A trabajar toca!
Publicar un comentario