Soy aquella mujer que nunca tira un regalo;
y que ahora tiene una habitación que parece un museo,
lleno de polvo y de recuerdos.
_Qué rara se me hace la palabra mujer
cuando es a mi a quien designa;
probaré con la palabra niña_.
Soy aquella niña que un día juró no crecer
y que vive eternamente condenada
a tener que esconder sus muñecas.
_Tendré que esconder también de mis versos
la palabra niña
o descubrirán mi cajón de juguetes lleno_.
Soy la mujer que no ama a un solo hombre,
sino que ama a todos y a todo;
que ama a la vida misma.
Soy la niña que juega a ser fuerte, independiente y femenina,
que no tiene maldad y no dice mentiras,
y así, una tras otra, le va dando patadas la vida.
Soy la persona a la que no le importa
lo que los demás digan;
la que siempre se levanta,
la que siempre mira arriba;
la que, a veces, llora para sonreír de nuevo.
La atea que cada día,
sin creer en nada, salvo en los hombres,
le da las gracias a Dios por su vida.
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