esa otra que soy yoesa otra que soy yo

10/8/09

parada técnica [viajes]

Llegué, ví y... me fuí. El pasado sábado estaba, nerviosa y puntual, en la "estación de autobuses", una pista de tierra repleta de camiones para transportar mercancias y personas, autobuses que deberían haber dejado de circular hace bastantes años y puestos ambulantes de comida. Allí, el grupo de viajeros se dividió en función de sus proyectos de destino.

Yo, junto con otros tres compañeros, entre ellos Asier, subimos al autobús de Ravelo, la zona en la que estabamos destinados, después de que el conductor arrojase nuestras mochilas en la baca (en ese momento no imaginábamos la cantidad de polvo con la que las recuperaríamos...).

Ni los asientos destartalados ni el mal olor en el vehículo aminoraron mis ganas de comenzar el viaje. Durante el trayecto de dos horas por la carretera a Ravelo _una pista de tierra que transcurre entre montañas_ pude disfrutar de la magnificiencia del paisaje boliviano... y temer un poco por nuestras vidas a cada curva, cuando el autobús se acercaba más de lo conveniente al borde la carretera, bajo la que se abrían imponentes precipicios.

Con todo, la pericia del conductor nos llevó sin grandes problemas hasta Ravelo. Las instalaciones que el IPTK tiene allí son sencillas pero muy bien organizadas. Se trata de un centro donde los jóvenes ingresan internos por dos años para cursar la carrera de agropecuaria, con una carta de recomendación de su comunidad, a la que tienen que regresar al menos por dos años al terminar sus estudios. Durante su estadía en el centro, son formados en diversas materias generales, además de aprender en lo teórico y en lo práctico todo lo relacionado con el cultivo eficiente de la tierra.

A nuestra llegada, nos enseñaron las instalaciones y sus rutinas de trabajo. Tuvimos la oportunidad también de visitar un molino tradicional, donde sigue siendo la fuerza del agua la que hace girar la piedra de moler que convierte los granos que acarrean hasta allí los campesinos en fino polvo blanco. El olor en el lugar era delicioso y el polvo en suspensión dotaba a la atmosfera de una calidez especial. Pudimos ver cómo los campesinos extendían cuidadosamente el grano para que se secase al sol antes de molerlo, pero, quizá por timidez, quizá por el miedo ancestral a que al hacerlo les robas el alma, no me dejaron captar ese momento con la cámara...

molino tradicional en ravelo [haz click sobre la imagen para ver al album completo]

También asistimos a un curso de confección de polleras, las faldas tradicionales que llevan todas las mujeres bolivianas que todavía no han sucumbido, o no han podido hacerlo, a la moda moderna. Aunque ellas tampoco quisieron posar para mi objetivo, me resultó muy interesante la labor de estas mujeres que con muy pocos recursos y sin apenas formación se esfuerzan por que no se extinga su tradición.

Fascinante oirlas hablar en quechua, ver cómo se relacionan entre sí y con nosotros los gringuitos, cómo atienden a las explicaciones de la profesora, cómo se empeñan en repetir los difíciles movimientos que requiere el plisado de las polleras con unas manos demasiado acostumbradas a trabajos más prosaicos, cómo pichean (mascan coca) tanto niñas como ancianas, cómo acarrean sus bebes a la espalda... Fascinante.

Al día siguiente, me esperaban dos visitas para conocer un proyecto de biodiversidad donde intentan recuperar el cultivo de especies de papas que se están perdiendo, y la fabricación artesanal de tapices. Y digo me esperaban porque, por desgracia, he tenido que regrasar a Sucre (y Asier conmigo).

Lo que comenzó siendo un infección leve de orina, se fue complicando con la altura y el frío, y tras una visita del médico de Ravelo _un médico que a primera vista me pareció un campesino más y que después me tranquilizó y me asombró con sus conocimientos, su amabilidad y su buen hacer_ y una noche de pesadilla _demasiadas visitas en plena noche a un baño al aire libre_, tuve que repetir el viaje de curvas hasta Sucre. Allí he tenido la oportunidad de visitar de nuevo el hospital del IPTK esta vez como paciente, y comprobar de primera mano su eficiencia; el trato ha sido inmejorable.

Así que aquí estoy, de nuevo en Sucre, recuperándome y guardando reposo en el hostal a la espera de que el miércoles me hagan una nueva revisión y pueda volver de nuevo a la "vida activa", tras esta, esperemos que breve, parada técnica.

8 comentarios:

Helena dijo...

Ains... qué pena que hayas tenido que volverte. Pero no te preocupes, desde españa te escribe una que sobrevivió a una noche de muerte y a la que mimaron y cuidaron el personal del Hospital del IPTK de Sucre... ¡Y aquí sigo! Mil besazos

Miguel Angel dijo...

Que te recuperes prontito, muchos besos con cariño.

Merchita dijo...

Asul, cuidate mucho y recupérate¡¡¡ aishh,si es que lo nuestro es dormir en un garaje con 15 más y con un solo baño,ahí si que no nos pillamos ná de ná... Besitos y recuerdos para todos del IPTK. Merchita desde San Salvador, currando como una loca.

Anónimo dijo...

Hola chicos!!! Asun, espero que estés mejor y que te recuperes rápido para seguir disfrutando de la experiencia. A la vuelta espero que compartáis con Luismari y conmigo unos bombones del famoso chocolate belga que hemos traído. Muchos besos y a cuidarse, Iratxe

zoki dijo...

Animo, Asun!!! Cuidate y en nada volveras a estar alli arriba. (¿Donde estan los chamanes cuando realmente los necesitas?) :D

Anónimo dijo...

Hola chicos!! Muy interesantes (como siempre) los post desde Bolivia.....Espero Asun que te recuperes pronto y podáis volver a seguir viviendo esa experiencia en primera línea.....

Besos y saludos a los dos !!!!!
Jon

Anónimo dijo...

Animo!espero k t rekuperes pronto y podais seguir poniendo vuestrogranito d arena y retransmitirnoslo.besitos para los 2.bea

Yandros dijo...

Muchos ánimos, ya verás como no es nada. ¡Que para eso eres chicarrona del norte! ;D

Un saludo y ojala te recuperes pronto.